Esta noche bebo por ti, luna taimada, enemiga de hombres y, sobre todo, de mujeres, a mí nunca me has dado nada.
Cariblanca, traidora, instigadora de suicidios, deberías estar apagada.
Años a millones de anonimato y en milenios te vuelves estrella. Sucia, polvorienta, sólo eres una roca.
Como todos pedí inocente a tu frío brillo prestado. Te has reído de todos, hetaira. Ya no te invoco. Sé muy bien que no me vas a dar lo que deseo, lo que te pedí tanto, verdad? Dímelo, te grito y luego te escupo mi desprecio.
He descubierto el secreto de tu brillo, malvada, son los cristales de los llantos que provocas cuando prometes y traicionas. No te daré mis lágrimas, ni una sola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario